– Los Mundos y las Ilusiones.

INTRODUCCIÓN

Extracto del Gran Sutra del Buddha Amitabha (Luz Infinita):

“Entonces el Buddha dijo a Shariputra:

“en la dirección del oeste más allá de una miríada de millares de tierras de Buddha existe un mundo que se llama tierra de la Suprema Felicidad. En esta tierra vive un Buddha llamado Amitabha, quien permanece actualmente y enseña el Dharma” Shariputra ¿por qué este mundo es llamado tierra de la Suprema Felicidad?”

Hasta la venida del Buddha Shakyamuni, el Dharma era desconocido para nuestro mundo, por el hecho de que las acciones negativas cometidas anteriormente por sus habitantes, lo impedían. Para suprimir este obstáculo, el Buddha se manifestó históricamente. Recorrió las etapas del camino del Despertar y a continuación las describió en detalle, para permitir a los que lo desearan, alcanzar el mismo grado de perfección. Fue en el pico de los Buitres donde Shakyamuni explicó cómo el Buddha Amitabha, alcanzó la completa iluminación y cómo por algunos medios, es posible a cada ser conocer su mundo llamado Dewachén. Esta enseñanza fue transcrita y conservada bajo el nombre de Sutra de Amitabha y la explicación que sigue se basa en este texto.

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LOS MUNDOS Y LAS ILUSIONES

Antes de abordar la enseñanza propiamente dicha sobre el Buddha Amitabha y su mundo, debemos empezar por comprender, de una manera general, cómo es posible que existan los diferentes tipos de Universos y seres.

Reconocemos la existencia de un mundo, el nuestro, porque nosotros podemos verlo. Algunos piensan que no hay otros mundos habitados fuera de éste. Pero esta es una idea muy limitada. Dado que el espacio es infinito es totalmente posible que contenga otros mundos y otros seres. Después de todo, un ser es simplemente algo provisto de un cuerpo y de una mente.

Si no podemos fijar un límite al espacio, no podemos imponer por adelantado la idea de un número limitado de seres que lo puebla. Si aceptamos el hecho de que hay muchos seres diferentes, nos hace falta igualmente reconocer que cada uno de entre ellos posee un karma individual. Es este karma el que determina el género del mundo al cual nosotros pertenecemos.

Si un grupo de seres, provistos de un buen Karma, se reúne, su mundo será bueno. Si los que se juntan son seres dotados de un karma negativo, de ello resultará un mundo malo.

Cada individuo detenta su propio Karma, hasta el más minúsculo insecto, pero los seres que tienen karmas similares, nacen con una apariencia física y modos de existencia comunes. Es así como se crean las diferentes categorías de seres, tales como los insectos, los peces, los humanos. ¿Cómo fueron creados todos estos mundos?

Si nos contentáramos con responder: por la combinación de los cinco elementos: espacio, viento, fuego, agua, tierra, esto conlleva a la cuestión: ¿de dónde vienen estos elementos? El problema no puede ser resuelto por postular un creador. Esta concepción no llevaría más que a otras preguntas sobre el origen de este demiurgo. No hay un creador de los cinco elementos.

El mundo no ha sido jamás fabricado, sino que más bien es una proyección, una ilusión de la mente. Buscar respuestas sobre el origen del mundo y su creador es como preguntarse quién ha creado la ciudad vista en sueños, la noche última. Nadie la ha fabricado nunca, no es más que la expresión de una ilusión. Si un sueño es una ilusión que no dura más que un tiempo relativamente corto, nuestra vida ilusión dura más tiempo.

Cuando el karma de un individuo armoniza con el de otro, llegan a estar los dos sujetos de la misma ilusión. Podemos encontrarnos, porque compartimos la misma ilusión, pero la vida no se reduce a una simple ilusión. En el interior de la ilusión todo es real, hasta el menor detalle y ni siquiera viene a la mente, de aquel que participa en ella, que pueda ser de otra manera.

Si nosotros ponemos la mano en el fuego, la mano se quemará. A esta realidad, la llamamos realidad relativa. La ilusión puede ser buena o mala, según el karma de los seres que lo experimentan. Y este karma está determinado por el estado de mente de cada individuo. Todos los seres tienen una tendencia natural a ser fácilmente influenciados por una u otra de las emociones perturbadoras. Lo que significa que cuanto más negativos sean sus actos, más serán las ilusiones que de ellos se desprendan, las que  estarán marcadas por el sufrimiento.

Sin embargo, todos los seres poseen Naturaleza Búdica, lo que les permite, en circunstancias apropiadas, desarrollar amor y compasión, conduciéndolos a una ilusión más positiva, donde conocen ante todo felicidad. Del número ilimitado de seres y la variedad infinita de actos por ellos cometidos resulta un número inconmensurable de mundos más o menos buenos o malos.

Nuestro mundo posee estos dos aspectos: se conoce a la vez la felicidad y el sufrimiento. Signo de que esta ilusión refleja la mente de seres que tienen una mezcla de buen y mal karma.

En Dewachén el sufrimiento no existe bajo ninguna forma. Cualquiera que sea: ni enfermedades, ni hambre, ni agresiones, ni guerras, por ejemplo. Esto es porque los seres que nacen ahí pertenecen a una muy buena ilusión en la cual el sufrimiento no aparece jamás.

En las enseñanzas de Nagarjuna se dice: “habría que progresar de luminosidad en luminosidad”. Por ejemplo: si tenemos un precioso cuerpo humano, conocemos una ilusión que es relativamente clara y luminosa. Deberíamos utilizar esta oportunidad para cometer actos positivos y penetrar más adelante en la clarificación de esta ilusión.

Pero si comprometemos nuestra vida humana en el cumplimiento de actos negativos, creamos las causas para un renacimiento inferior. La ilusión se ensombrece y nosotros abandonamos la claridad para ir a las tinieblas, lo que es una lástima.

El que nace en Dewachén va naturalmente de luminosidad en luminosidad, y una vez en este mundo, nadie vuelve jamás a los reinos de existencias inferiores.

Por la práctica de las enseñanzas que les prodiga Amitabha, los seres de Dewachén progresan hacia el Despertar sin dificultades. Desde esta ilusión, la más luminosa de todas, alcanzan la iluminación.

Nuestro mundo, como hemos dicho, es una mezcla de buenas y de malas ilusiones, pero ustedes que escuchan estas enseñanzas participan de una ilusión de entre las más luminosas, en la cual van a poder encontrar al Buddha Amitabha frente a frente, y alcanzar el Despertar, sin tener incluso necesidad, de conocer al Buddha histórico Shakyamuni. Pero deben hacer suya la opinión de Nagarjuna y avanzar de luminosidad en luminosidad.

Alguien que conoce una ilusión luminosa y se compromete en una acción nefasta acaba su ilusión y pierde ahí una preciosa ocasión. Es como el que teniendo buena vista, se pone a mirar al aire, y, en lugar de servirse de sus ojos, cae a un precipicio. Bien entendido, si él es realmente ciego, no puede hacer nada, pero si tiene ojos debe utilizarlos correctamente. De la misma manera, es ahora, cuando tenemos una buena perspectiva, que debemos hacer todo lo posible para desarrollarla y convertirla en algo más luminoso.

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-Al Índice de: » Enseñanza Sobre el Buddha Amitabha» – Shamar Rinpoché:

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